El debate de vices esta vez tiene gancho

Por Javier Borelli/ Desde Nueva York
El corazón de Estados Unidos late al ritmo de las elecciones y lo que ya era una taquicardia antes del debate presidencial de la semana pasada, se aceleró tras la remontada del candidato republicano, Mitt Romney, quien achicó la diferencia en las encuestas que favorecían al actual mandatario Barack Obama hasta incluirla dentro de los márgenes de error estadísticos. En este final de campaña con riesgo cardíaco, los candidatos a vicepresidente Joe Biden, por el Partido Demócrata, y Paul Ryan, por el Republicano, se verán las caras esta noche en Danville, un pequeño pueblo del estado de Kentucky, en un nuevo debate televisado que volverá a centrarse en la economía, la principal inquietud de los estadounidenses.
Los debates de los vicepresidentes suelen colarse sin pena ni gloria entre los que enfrentan a los candidatos presidenciales cada cuatro años en la carrera hacia la Casa Blanca. Sin embargo, cuando hay situaciones muy parejas o políticos carismáticos, la atención suele incrementarse y, con ello, su posibilidad de incidencia en los sondeos. Eso sucedió en 2008, cuando Biden, también candidato a vicepresidente entonces, se enfrentó a la ultraconservadora Sarah Palin en una discusión que fue seguida por casi 70 millones de telespectadores. Una cantidad semejante a la que vio a Romney derrotar a Obama el 3 de octubre. Precisamente, el mandatario reconoció ayer que fue "demasiado educado" en el debate. Obama agregó que "a veces es duro hablar sin parar sin arriesgar repetirse. La buena noticia es que se trató sólo del primer debate. Y pienso que podemos decir que en el próximo habrá un poco más de movimiento".
Para hoy la expectativa también es grande, ya que los demócratas deben recuperar el impulso que llevaban y los republicanos buscan apuntalar su remontada y para eso sacan a la cancha a su nueva joven promesa. 
Paul Ryan, de 42 años, es representante de Wisconsin en el Congreso desde 1999 y, desde enero del año pasado, preside la Comisión de Presupuesto. Con un título de grado en Economía y Ciencia Política de la Universidad de Miami, Ryan jugó un rol preponderante en la resistencia de su partido al plan de salud de Obama en la Cámara Baja en 2010. Su ortodoxia liberal en términos económicos puede, sin embargo, jugarle en contra luego de que Romney mostrara una faceta más moderada en el pasado debate. Sobre ese flanco intentó atacar esta semana el Partido Demócrata, enfatizando que el republicano mintió frente a millones de televidentes. Es probable que entonces Biden se apegue a esa estrategia y trate de desenmascarar al candidato rival.
Mientras tanto, la campaña presidencial sigue centrada en los "estados cambiantes", como se denomina a los que muestran encuestas más parejas. Aunque hay dos de ellos que concentran mayor atención mediática por su capacidad predictiva: Nevada y Ohio. Nevada tiene el porcentaje de acierto más efectivo en los últimos 100 años, ya que sólo una vez el candidato que obtuvo el mayor porcentaje de votos allí no fue nombrado presidente (1976). Lo sigue Ohio, que solo erró en dos oportunidades (1944 y 1960), lo que a la vez lo convirtió en el estado que tiene el período más largo de aciertos. Los últimos 12 comicios optó por quien luego fue presidente. 
El martes tanto Obama como Romney decidieron hacer campaña en Ohio, quizás por su condición de oráculo y también porque de los dos estados con mayor precisión es el que más electores aporta al colegio electoral, 18 contra seis. Allí Romney volvió a interpelar al votante indeciso con su carisma y le sugirió a la campaña de su rival que cambie su pedido de "cuatro años más", que forma parte de su eslogan, por "cuatro semanas más”, el tiempo que queda hasta las elecciones. Obama, mientras tanto, insistió en que es el único que va a ocuparse de los más pobres. 
Pese al complejo panorama, la campaña de Obama no desespera. Se sabe arriba todavía en las encuestas y confía en los "estados termómetros". El dato tranquilizador es que aun si alguno de ellos se diera vuelta todavía les quedan estadísticas en su favor. Las únicas tres veces en que alguno de ellos erró sus predicciones fue justamente por votar a un candidato republicano.

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