Cristina criticó las recetas del FMI y defendió el "modelo de crecimiento"

Por Javier Borelli / Desde Washington
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner volvió a cuestionar las políticas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y responsabilizó a los países desarrollados por su rol en la actual crisis durante la inauguración de la Cátedra Argentina en la Universidad de Georgetown, en Washington. Al finalizar su presentación, en la que hizo un veloz repaso por la historia argentina y su relación con los Estados Unidos en los últimos 200 años, la presidenta respondió a las preguntas de los estudiantes sobre la inflación, su relación con la prensa y el contexto de los países latinoamericanos.
Un día después de haber arremetido contra el organismo multinacional de crédito desde el estrado de la Asamblea General de la ONU, Cristina reiteró sus críticas al FMI ante las autoridades y los estudiantes de la prestigiosa universidad de la capital estadounidense. "El FMI es un árbitro a favor de los países más desarrollados, que fueron los que impulsaron la crisis y que en cierta medida la están trasladando a las economías emergentes", explicó. La presidenta recurrió nuevamente a la metáfora futbolera para responder a las declaraciones de la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, que el lunes había señalado que la Argentina merecería la "tarjeta roja" si no mejoraba sus mecanismos de medición de la inflación en los próximos tres meses. "Hay que leer bien lo que dice el acta fundacional del FMI, porque o cambian la carta orgánica o cambian los directores. Porque las dos cosas no combinan", continuó la presidenta, quien antes había recordado que el propósito del Fondo en sus orígenes era organizar la economía global tras la segunda Guerra Mundial. "Uno de los problemas más grandes en la actual crisis económica internacional es que no se cae una nueva idea, y si la hay es que no se la quiere ver, porque no se quieren perjudicar ciertos intereses", juzgó.
Las palabras de Cristina continuaron el eje marcado por su discurso el día anterior. Sin embargo, la presidenta se encargó de enfatizar un acento distinto. En la década del '90, los desfiles por las conferencias y universidades eran en carácter de "modelo" del FMI. Hoy, como ejemplo de recuperación y postura crítica a las políticas de esos años. Por eso, en función de su experiencia, la presidenta se tomó la licencia de advertir a los países de Europa: "Yo veo todo lo que se está proponiendo ahora en los países de la Eurozona y es muy parecido a lo que nos propusieron a nosotros en la Argentina, previo a la debacle total."
Cristina había llegado al campus de Georgetown con 30 minutos de demora y acompañada por la reducida comitiva presidencial compuesta por el embajador Jorge Argüello; el canciller Héctor Timerman y el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini. Adentro del salón la esperaban conversando animadamente Alfredo Mac Laughlin y Félix Alberto Camarasa, representantes argentinos ante el FMI y el Banco Mundial, respectivamente. En la misma fila de butacas se encontraban el secretario general del SUTERH, Víctor Santa María; y el titular de Corporación América, Eduardo Eurnekian, quien el mes pasado había manifestado su interés de invertir en YPF.
Tras la presentación de la Cátedra, que a diferencia de los formatos conocidos en la Argentina estará compuesta por seminarios bimestrales en los que se discutirá sobre un aspecto de la política contemporánea nacional o de su historia, Cristina desarrolló una exposición de casi 40 minutos sobre "claros y oscuros" de la relación entre la Argentina y los Estados Unidos.
La presidenta destacó primero las grandes bases en común. Recordó que la Constitución argentina está basada en la estadounidense y planteó que ambas naciones se independizaron con una diferencia de pocos años. Sin embargo, en tren de comparar, "cada uno tomó caminos opuestos tras una gran guerra interna", señaló.
Respecto de los puntos oscuros, Cristina destacó especialmente el rol de Spruille Braden, el estadounidense que como embajador del país del norte organizó la oposición al general Juan Domingo Perón para las elecciones de 1946. Por suerte, agregó, esa influencia de las embajadas es cosa del pasado, "o al menos ahora pasa de manera más disimulada", bromeó antes de recordar la frase repetida varias veces por el presidente Evo Morales: "En el único país donde no hay golpes de Estado es Estados Unidos porque no hay Embajada americana."  
Cristina estaba relajada. En distintas oportunidades se rió de su rudimentario inglés, su miopía y, cuando no pudo recordar un nombre durante su discurso, lo reemplazó por la palabra "alzheimer". Las risas del grupo de argentinos fueron minoría en comparación con los rostros desconcertados de los estudiantes de Georgetown. "Bueno chicos, tengo más de 60 años", explicó.
Al culminar su presentación de 40 minutos, la Cátedra abrió el micrófono para preguntas. La relación con el periodismo, el contexto regional (ver aparte) y la inflación fueron los principales intereses. Respecto de este último punto, Cristina mencionó que ninguna de las consultoras que difieren en sus mediciones del Indec "ha podido acreditar ante la justicia los métodos científicos para hacerlo" y trajo a colación que aún el gobierno de la Ciudad, a cargo de otra fuerza política, usa las cifras del organismo nacional para su presupuesto. Así y todo, la presidenta prefirió cerrar con una definición política: "Este modelo, a diferencia del Consenso de Washington en la década del '90, no tiene metas de inflación, sino de crecimiento". Y agregó: "El otro día salió campeón 'Maravilla' Martínez; Las Vegas estaba llena de argentinos. Si hubiera una inflación del 25 %, el país estallaría por los aires."  «

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Un repaso a la coyuntura regional
La Universidad de Georgetown cuenta con un gran porcentaje de población con raíces latinas. Por ese motivo el contexto regional estuvo incluido en las preguntas a la mandataria argentina.
Cristina aprovechó entonces la consulta de un joven de padres haitianos para explicar que tanto la Unasur como el Mercosur habían evaluado que el proceso de destitución del presidente paraguayo Fernando Lugo fue un golpe de Estado porque "se violaron todas las normas de debido proceso". Sin embargo, continuó, "no se tomaron sanciones económicas porque esas no dañan a los gobernantes sino a los pueblos".
Luego, cuando un venezolano de 22 años le preguntó si los organismos regionales excluirían también a su país en caso de que el presidente Hugo Chávez desconozca una hipotética derrota en las futuras elecciones, la presidenta defendió al líder bolivariano recordando que durante su gobierno se produjeron 14 elecciones. Ante esa evidencia, "poner en duda la concepción democrática del presidente Chávez no me parece justo", culminó.

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Prensa, conferencias y preguntas
"No hay nada ni nadie independiente en el mundo", afirmó la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en alusión a la supuesta posición neutral que asumen los periodistas que critican su gestión. "Vos mirás la política de algún lado. Sos de Michigan, sos americano, te gustarán los demócratas, los republicanos, el tea party, en fin. No podés decir que sos independiente. Decir eso es decir algo soso o insulso. Es decir no tengo ideas", continuó la presidenta en respuesta a un estudiante que la consultó por las quejas que escuchó sobre el trato a la prensa en el país.
"En Argentina no sucede como en Estados Unidos, donde la prensa dice con quién se alinea", continuó Cristina, quien ponderó el sistema anglosajón. "Eso hace a la defensa del que ve. Entonces el que lee sabe que el que escribe apoya determinada ideología, candidatura, gestión." Pero "eso en mi país no sucede. Porque hablás con los periodistas y son todos independientes", profundizó.
El programa de la apertura de la Cátedra Argentina en la Universidad de Georgetown incluía espacio para cuatro preguntas de los estudiantes al fin de la conferencia de la mandataria argentina. Sin embargo, por las insistentes manos levantadas y el clima relajado del encuentro, el número se estiró hasta siete. La segunda de ellas se hizo eco del reclamo popularizado por el periodista Jorge Lanata en su programa Periodismo para todos. Según entendió Gavin, el joven que preguntó, Cristina hacía años que no hablaba con la prensa. Luego de aclarar que esa afirmación no era cierta, Cristina profundizó en su concepción sobre su rol. "Me parece que los gobernantes no estamos para hacer como centro de nuestra gestión la conferencia de prensa", explicó. Sin embargo, agregó, "algunos periodistas creen que es más importante el entrevistador que el entrevistado, o que la gestión de un gobernante es contestar a la prensa". Y agregó: "Cuando no les gusta lo que digo, empiezan a gritar y a patear puertas."
Horas después, los periodistas acreditados en la Casa Rosada salieron al cruce del argumento presidencial. "Habitualmente no responde las preguntas", dijeron en un comunicado.

Publicado en la edición impresa de Tiempo Argentino el 27/09/2012

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