"La gente quiere controlar su información y ser anónima para navegar"

Tor es una organización sin fines de lucro que hace investigación y desarrollo. Brindamos privacidad online y nuestro producto principal es el navegador Tor, que logra esconder quién eres y qué ves en Internet gracias a una red de 6000 voluntarios en 85 países que evitan que seas rastreado", cuenta a Tiempo Argentino Andrew Lewman, director ejecutivo del proyecto.
Unos dos millones y medio de personas en todo el mundo usa Tor. Casi el 30% de ellos vive en EE UU, Alemania o Rusia, países donde se ha denunciado un férreo control informático. Desde los gobiernos, incluso, han llegado a acusarlos de ser cómplices de delitos porque algunos delincuentes usaron su sistema para no ser descubiertos.
Lewman, sin embargo, asegura que la mayoría de sus usuarios solo quiere "sentirse en control de su información y ser anónimos para navegar". El director de Tor señala que "hay cosas muy aburridas para las que la gente usa nuestro navegador, pero también otras cosas excitantes. Trabajamos con muchos activistas de Derechos Humanos cuyos gobiernos quisieran que no hablen."
Irónicamente, Tor basó su desarrollo en un proyecto del Departamento de Investigación de la Marina de EE UU llamado The Onion Routing Project (por las capas de la cebolla que dificultan llegar al centro). "Eso se hizo en los '90 y por un tema de financiamiento decidieron hacerlo con código abierto. Nosotros arrancamos desde ahí hacia un sistema mucho más práctico para el usuario promedio y funcionó muy bien." Tan bien que, según su director, recibe "cientos de miles" de intentos de hackeo por mes.
Lewman destaca que es muy difícil escapar del rastreo y hasta reconoce que está de acuerdo con "cierta recolección de información" porque, concede, "vivimos en el mundo moderno". Pero el director de Tor también piensa que la solución a este tipo de abuso es colectiva y, para eso, primero hay que tomar conciencia.
"El año antes de Snowden tuvimos 70 millones de descargas, y al año siguiente, 150 millones", relata. Pero más importante que eso es el proceso social. "Antes, uno podía preguntarle a cualquier persona en la calle qué piensa de la privacidad y decían que no tenían nada que ocultar. Pero ahora dicen que se sienten espiados y comienzan a preguntar por qué el gobierno junta toda esa información."  «
 

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