Dio a luz en una casilla de Bariloche, su bebé murió y la metieron presa

Melisa Fusiman tiene 24 años, un hijo de nueve y otro de cinco. Hace un año y medio, su pareja se suicidó delante de ella y uno de sus chicos. Vive en un asentamiento del barrio Vivero, en Bariloche, pero desde hace casi un mes está encerrada en una cárcel de la ciudad rionegrina. Allí la envió el juez Ricardo Calcagno directamente desde el hospital en el que estaba internada tras parir un niño que luego falleció en la letrina de la casilla donde vivía.
"Ella necesita atención psicológica, psiquiátrica y social, no cárcel. Además es víctima de violencia de género y tiene que ser atendida por el Estado", señaló a Tiempo Argentino el Secretario de Derechos Humanos de la provincia, Néstor Busso, quien hizo una presentación ante la Cámara del Crimen solicitando la excarcelación o, en su defecto, la prisión domiciliaria para Fusiman. El fiscal Carlos López también se expresó en el mismo sentido. Se espera que la Cámara se expida en las próximas horas.
El 17 de mayo, Melisa dio a luz en la letrina de la casilla donde vivía con sus dos hijos. Un familiar la encontró en mal estado y llamó al hospital que envió una ambulancia a buscarla. El niño recién nacido llegó muerto al hospital y las autoridades hicieron la denuncia correspondiente, ante lo cual el juez Calcagno decidió detener a la joven bajo la presunción de que cometió un "homicidio agravado por el vínculo".
Melisa, apenas repuesta clínicamente del parto, fue llevada a la Alcaidía de Bariloche, donde funciona actualmente el Penal Nº 3 ante la situación de emergencia penitenciaria que vive la provincia.
"Melisa estuvo internada muy pocos días y apenas se le dio el alta se la llevó al penal sin previamente darle asistencia psicológica o psiquiátrica", cuenta Natalia Araya, abogada defensora de Fusiman. "Nosotros pedimos la excarcelación o, en su defecto, la prisión domiciliaria porque ahora la alcaidía que funciona como prisión está en situación de hacinamiento y no hay lugar para mujeres. Además, allí no tiene las condiciones adecuadas para estar, ni los profesionales necesarios como para darle asistencia", agrega.
El primer pedido para liberarla fue rechazado por el juez Calcagno por considerar que Fusiman, a pesar de su situación económica y personal, podía fugarse o entorpecer la investigación. La apelación fue apoyada por la Secretaría de Derechos Humanos.
Araya además solicitó la evaluación de una junta médica interdisciplinaria compuesta por un psiquiatra, un psicólogo y un asistente social, y puso un obstetra y una psicóloga como peritos de parte.
"Me encontré con una chica con una vulneración grande de sus derechos. Es una joven muy pobre que vivió una situación muy traumática hace un año y medio atrás y que no recibió la atención que merecía", relata Erica Hlenczuk, psicóloga de la Dirección de Equidad de Género de la Secretaria de Desarrollo Humano de Bariloche, que se acercó a la alcaidía para ver cómo estaba Melisa.
"El momento en que dio a luz es muy confuso. Eso es lo que está en investigación. Pero hay que tener en cuenta que después del parto las mujeres sufren depresiones y pueden perder real conocimiento de lo que está sucediendo. Además, hay que considerar lo que ella venía pasando desde hace un año y medio atrás: un drama traumático muy serio", añade. Por todo eso, concluye, "ella está presa porque es pobre y es mujer. No tiene un centavo, no tiene adonde ir y aducen que se puede fugar. Esto viola todos los tratados internacionales a los que el país adhiere."
Susana Yappert, integrante de la Red Interinstitucional de Géneros de Bariloche, coincide con el planteo de Hlenczuk. "Entendemos que Melisa debería estar atendida, no encarcelada. Hay leyes que defienden a estas personas y es necesario que el juez contemple toda su situación", afirma.
Las organizaciones sociales y de Derechos Humanos que el lunes marcharon exigiendo la liberación de Melisa también hicieron oir sus críticas contra el juez Calcagno. En su juzgado también se investigan los asesinatos de Nicolás Carrasco y Sergio Cárdenas cometidos por la policía en el Alto de la ciudad en 2010, causa en la cual todavía no hay ningún procesado. Incluso varios de los policías sospechados siguen en funciones.
Ayer, mientras Melisa aguardaba tras las rejas la resolución de su caso, miles de barilochenses salieron a las calles a reclamar justicia por los homicidios aún sin resolver cometidos hace exactamente cuatro años.  «
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El caso de tejerina
La joven jujeña Romina Tejerina  fue condenada a 14 años de prisión en 2005 por matar a puñaladas a su hija recién nacida en 2003.
En un fallo unánime, los tres jueces de la Sala II del fuero penal jujeño encontraron responsable a la joven del delito de homicidio calificado agravado por el vínculo. La estrategia de la defensa en aquel momento se había fundado en que la joven fue víctima de un brote psicótico derivado de la violación que dijo haber sufrido y que, en ese contexto psicológico, mató a su beba poco después del alumbramiento.
El domingo 24 de junio de 2012 (el día de su cumpleaños) Romina Tejerina fue liberada tras haber estado nueve años en prisión.

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