"La reforma agraria es la clave"

El médico pediatra de 58 años fue el elegido por el Frente Guasú para recuperar el Poder Ejecutivo. Pese a que nueve partidos abandonaron la alianza progresista, Carrillo no descarta que lleguen a las elecciones con un solo candidato.
Por Javier Borelli
Aníbal Carrillo Iramaín tiene una gran responsabilidad. Fue elegido por el Frente Guasú para suceder a Fernando Lugo, el primer civil en más de 120 años que llegó a la presidencia de Paraguay sin proceder del Partido Colorado o del Liberal. Como si fuera poco, esta vez corre solo, ya que no cuenta con el apoyo de la estructura del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), aliado circunstancial en los comicios de 2008 y tildado de traidor en la coalición tras promover el juicio político exprés que en menos de 48 horas destituyó a Lugo y situó en su lugar a Federico Franco.
"Nosotros sabíamos que el gobierno tendría sus dificultades –reconoce Carrillo– pero entendimos que era un compromiso político necesario para destrabar un panorama que de otro modo se presentaba muy rígido. Y creo que el objetivo fue logrado, porque se destrabaron muchos procesos de discusión e incluso de debate ideológico que no existían en Paraguay y que hoy día permiten tener una fuerza política de inspiración socialista como es el Frente Guasu." El candidato elegido por Lugo para recuperar el Poder Ejecutivo no se arrepiente de aquella idea ya que incluso la defección liberal produjo una "nueva y fructífera" contradicción en la sociedad paraguaya entre golpistas y demócratas que, según opina, "es positiva para consolidar una fuerza progresista disputar el poder político y ganar las elecciones con un proyecto nacional e incluyente".
El médico pediatra de 58 años fue fundador del Movimiento Popular Tekojoja, uno de los grupos que integraron la Alianza Patriótica para el Cambio, la plataforma que llevó a Lugo a la presidencia. Esa alianza fue precisamente una de las claves de la victoria del ex obispo que significó también la aparición en las altas esferas de la política de sectores históricamente relegados y el principio de un proceso democratizador que nunca llegó a consolidarse tras la entrega del poder del dictador Alfredo Stroessner en 1989.
La caída de Lugo expuso los límites del momento político paraguayo, pero también causó indignación en la gente, señala Carrillo. "Esa herida abierta –agrega– da esperanza de que habiendo un proceso electoral se pueda reencauzar el proceso democrático en Paraguay."

–¿Cree que la reacción popular que hubo tras el golpe se puede traducir en un mayor apoyo al sector progresista en estas elecciones?
–Pienso y percibo que ha habido una movilidad de las afinidades electorales. Paraguay tiene una tradición de partidos que es muy rígida. Hay ya una tercera y cuarta generación de colorados o liberales, que son partidos que han logrado un control social muy eficiente a través de la tradición, la disciplina de los aparatos y el prebendarismo. Pero creo que desde 2008 se da una dinámica cultural y política nueva que hace que los ciudadanos en general y los jóvenes en particular no tengan un sometimiento o una astricción cerrada. Hoy, aproximadamente el 25% del padrón nacional no tiene ningún tipo de afiliación, mientras que antes, junto con el registro de identidad, cada votante tenía su credencial partidaria. Esto muestra que hay una sociedad con una gran movilidad cultural que se expresa también en las redes, en los debates políticos y en los medios de comunicación que llevan a pensar que la ciudadanía paraguaya va a tener una expresión mucho más libre que en períodos anteriores.
–¿Cómo incide en ese panorama electoral y en las posibilidades del sector progresista la salida de un grupo de partidos que integraban el Frente Guasú y que ahora acompañan la candidatura de Mario Ferreiro?
–Hay que reconocer que la salida de Ferreiro del Frente Guasú marcó un momento de mucha tensión. Más aún, en un momento en que la oligarquía mezquina de los partidos Colorado, Liberal, Unace y Patria Querida marcaban un consenso conservador muy importante y que había que enfrentar con un consenso progresista sin fisuras. Por eso la salida de Ferreiro debilita. Pero estamos confiados en que este proceso nos va a llevar a una amplia unidad del Frente Guasú en la base y, lo que no se ha podido resolver por el lado de la dirigencia, la gente va a buscar el modo de resolver.  
–¿Se puede pensar entonces que se vuelvan a juntar los dos sectores que formaban parte del Frente Guasú?
–No hay que descartar esa hipótesis, aunque en relación a los plazos electorales y a las necesidades jurídicas se va complicando el panorama. Pero no hay que dejar de lado ninguna alternativa con el esfuerzo de llegar al 21 de abril con una única candidatura del amplio marco progresista que hoy existe en Paraguay.
–Entre los candidatos que compiten con ustedes uno tiene varias denuncias por contrabando y narcotráfico, otro es acusado de malversación de fondos públicos y un tercero está condenado por haber participado en un golpe de Estado…
–Es que el poder judicial paraguayo está arrodillado ante el poder económico y el poder político. Es un poder que ha sido absolutamente descompuesto en todo este proceso de transición y no ofrece ningún tipo de garantías en términos de investigación o de resoluciones. En ese marco, creo que en el proceso electoral las acusaciones que pesan sobre los candidatos van a ser un elemento de debate porque de alguna manera la sociedad busca personas que puedan gestionar desde el gobierno con honestidad, capacidad, generosidad y mucho patriotismo.
–La Masacre de Curuguaty y la destitución de Lugo dejaron al descubierto el acuciante problema de concentración en la propiedad de la tierra en Paraguay. Si llegan al gobierno, ¿podrán llevar a cabo la esperada reforma agraria?
–Entendemos que el desarrollo del Paraguay tiene que tener una nueva orientación y al mismo tiempo establecer políticas distributivas que permitan superar uno de los problemas principales que es el de la pobreza extendida, fundamentalmente la rural que llega hasta un 44% en algunos departamentos. Además, la concentración de la tierra tiene un fuerte componente de ilegalidad puesto que aproximadamente 10 millones de hectáreas han sido adjudicadas en forma irregular por el Estado hacia sectores particulares. En este marco, la reforma agraria es un componente clave para una política de empleo y un cambio del modelo productivo. Es un compromiso nuestro pero requiere la complementación de un poder judicial y de un poder legislativo que pueda entender esta urgencia nacional. Por dar un simple ejemplo, el gobierno de Lugo presentó 100 denuncias relacionadas a la recuperación de las llamadas tierras malhabidas. De estas, ni una sola prosperó en el Poder Judicial. De manera que la reforma agraria no sólo necesita de una gran voluntad política, sino también de que el  Frente Guasú avance fuertemente en el parlamento y encontremos los mecanismos correctivos de un poder judicial que en general se muestra arrodillado ante el poder económico.  «

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denuncia por los votos del exterior
El 9 de octubre de 2011 el 78% del pueblo paraguayo aprobó un referéndum constitucional que permitió que los ciudadanos residentes en el exterior pudieran votar en las elecciones. A pesar de esta inédita posibilidad en el país, solo 22 mil de los 700 mil paraguayos en esa condición se inscribieron para hacerlo. El motivo, según denuncia Aníbal Carrillo, no es la falta de interés, sino el resultado de "disposiciones del Poder Legislativo y una premeditada ineficiencia de la justicia electoral", que está integrada por miembros del Partido Colorado, el PLRA y el UNACE, y que no informó a tiempo acerca de los lugares de inscripción y el modo de hacerlo.  "Frente a esto estamos planteando la inscripción automática de, por ejemplo, todos los paraguayos que están inscriptos en los registros electorales argentinos, que son aproximadamente 300 mil", cuenta el candidato a presidente elegido por el Frente Guasú.
"Técnicamente no es imposible –advierte– requiere algunas modificaciones de la ley electoral, pero un Parlamento que en 48 horas destituyó a un presidente sin lugar a dudas en una semana puede establecer una reglamentación que permita el derecho al voto de los miles de compatriotas que están en todo el mundo y, en especial, en Argentina", finaliza.

 Artículo publicado en la edición impresa de Tiempo Argentino el 05/01/2013

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