Un presidente en su laberinto

Por Javier Borelli
La figura de Hugo Rafael Chávez Frías rápidamente trascendió las fronteras de Venezuela y se convirtió en uno de los referentes y principales promotores de la unidad latinoamericana. Pérfida ironía, el cáncer que hoy amenaza su vida se manifestó por primera vez hace 18 meses obligando a postergar la cumbre inaugural de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y le impidió la semana pasada asistir a la primera reunión del Mercosur, tras la incorporación de Venezuela, dos de sus grandes proyectos. Entre uno y otro acontecimiento, el presidente que incorporó a su país el nombre del prócer que promovía la Patria Grande, se mantuvo al frente del gobierno y ganó recientemente la reelección con un 55% de los El 30 de junio de 2011 Hugo Chávez mencionó por primera vez la presencia de "células cancerígenas" en su cuerpo. Lo hizo 20 días después de que el gobierno venezolano anunciara que su presidente había sido intervenido en La Habana por un "absceso pélvico" al cierre de una gira por Brasil, Ecuador y Cuba. En aquella declaración televisada, Chávez aseguró que tras dos intervenciones quirúrgicas se había logrado "la extracción total de dicho tumor". Sin embargo, confirmó también que debería someterse a un tratamiento.
Dos semanas después, Chávez volvió a la capital de Cuba para iniciar el primer ciclo de quimioterapia. El 23 de julio regresó a Caracas y aseguró que "no se detectó presencia de células malignas en ninguna parte" de su cuerpo.
El extenuante tratamiento, sin embargo, comenzó a dejar marcas en el cuerpo del presidente sin hacerle perder el sentido del humor. El 1 de agosto, Chávez apareció por primera vez en público sin cabello. "I'ts my new look" (es mi nueva imagen), bromeó durante la ceremonia de toma de juramento de varios de sus ministros.
Tras dos viajes a La Habana donde realizó todo su tratamiento, el presidente venezolano reapareció en cámaras el 10 de septiembre de 2011. Allí, aún pelado pero con gran vitalidad y en señal de aliento hacia el pueblo venezolano, aseguró haber derrotado el cáncer y prometió vivir.
El 2 de diciembre, finalmente, Chávez inauguró la primera cumbre de la CELAC en Caracas. Viendo cumplido uno de sus grandes sueños, reiteró ante sus pares que se encontraba "en plena recuperación".
Sus siguientes apariciones mediáticas así lo confirmaron. El 7 de enero de este año, Chávez retomó su programa de radio y televisión tras siete meses de ausencia y habló durante cinco horas. Seis días después presentó el informe anual de gestión de gobierno con un discurso de nueve horas y media en el que se mantuvo parado frente a toda la Asamblea Nacional.
Lamentablemente, el 21 de febrero Chávez reveló que en su último paso por Cuba le fue detectada una nueva lesión que podía ser "cancerosa", por lo que debía ser operado de nuevo. Cinco días después lo intervinieron y, tras confirmar la recurrencia de la enfermedad, comenzó una nueva fase de tratamiento con radioterapia. El 11 de mayo, tras seis sesiones, anunció que había terminado con éxito todo el ciclo previsto.
Grupos opositores y presuntos médicos con fuentes confidenciales que opinaban desde el extranjero ya habían comenzado a sembrar dudas sobre su estado de salud y sobre sus posibilidades de seguir gobernando. En medio de esa acción psicológica, Chávez inició su campaña electoral el primero de julio con el lema: "Corazón de mi patria."
El 7 de octubre, en unos comicios reconocidos internacionalmente por su transparencia y en los que participó el 80% de los ciudadanos en condiciones de hacerlo, Hugo Chávez se impuso con el 55% de los votos contra el 44% de su rival, el conservador Henrique Capriles Radonski.
La alegría por el triunfo no duró mucho. Sin demasiada publicidad el 27 de noviembre el presidente recibió una autorización del Congreso para viajar a Cuba para recibir un tratamiento de oxigenación hiperbárica. Tras nueve días Chávez regresó a Cuba y anunció que debía someterse a una nueva intervención: la cuarta en 18 meses. Sólo que esta vez el presidente sugirió que en caso de no poder asumir su nuevo mandato como marca la Constitución, el 10 de enero quería que el pueblo apoye a Nicolás Maduro en una eventual nueva elección, tal como manda la Constitución venezolana.
Desde entonces, cientos de mandatarios han enviado sus mensajes de apoyo a su par venezolano. Cadenas de oración, misas y otros tantos gestos de aliento y buenos augurios se dan a conocer diariamente en todas partes. El mundo, y especialmente la región latinoamericana, miran otra vez a la isla de Cuba esperando que el faro encendido allí hace más de 50 años siga iluminando.
Publicado en la edición impresa del diario Tiempo Argentino el 15/12/2012

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