El caso del soldado Manning: de eso no se habla

Tiene 24 años, es estadounidense, y algunos lo consideran uno de los principales responsables del movimiento de protestas que dio origen a la Primavera Árabe. Hace dos años y medio está detenido en una prisión de su país acusado de "ayudar al enemigo" y, por ese motivo, estuvo más de nueve meses recluido en aislamiento.
 Mientras el mundo sigue atento los pormenores de la situación judicial del fundador de Wikileaks, JulianAssange, pocos conocen que lo que el hacker australiano trata de evitar es una suerte similar a la que hoy corre Bradley Manning, el soldado que presuntamente filtró los cables que le causaron un gran dolor de cabeza al gobierno estadounidense. Sucede que entre la información que el uniformado nacido en Oklahoma aparentemente dio a Wikileaks no solo se encuentran los 250 mil cables secretos del Departamento de Estado que despertaron la indignación en varias latitudes y motivaron grandes protestas en el mundo árabe, sino también detalles comprometedores acerca de las guerras de Afganistán e Irak y las violaciones a los Derechos Humanos y otras irregularidades cometidas por las fuerzas de ocupación estadounidenses.
"Lo que sucede con él es trágicamente irónico. Muchos lo apoyamos porque vemos que no solo no hizo mal, sino que además fue muy positivo al inspirar a gente en el medio oriente y en el norte de África que se pudo enterar de secretos de su gobierno", cuenta Nathan Fuller, responsable de prensa de la Red de Apoyo a Bradley Manning, una organización creada para financiar la defensa legal del soldado que está siendo juzgado por la justicia militar en su país. "En Túnez incluso abrieron una TuniLeaks con todos los cables sobre el país que ayudó a que la gente estuviera más informada sobre su gobierno, lo que condujo a las protestas y posteriormente a la revolución. Algunos incluso atribuyeron la rápida salida de EE UU de Irak a las filtraciones de Bradley que expusieron que el país no iba a juzgar a los marines que habían cometido abusos", concluye.
Un enfoque semejante tiene el abogado David Coombs, un ex teniente coronel del ejército que trabajó 12 años en el área legal de la armada y que desde 2009 se dedica a defender uniformados en conflicto con la ley militar desde la actividad privada. La estrategia de Coombs es convencer a la jueza Denise Lind de que Manning obró movido por su conciencia con el objetivo de divulgar información que acreditaba crímenes, defraudación corporativa y abusos. Un encuadre que describe al soldado como un whistleblower (tocador de silbatos), tal como se conoce a las personas que desde dentro de una agencia estatal o empresa llaman la atención sobre un crimen que se está cometiendo. "Cuando Bradley Manning fue a sus superiores en la Armada a decir que había asesinatos que no estaban siendo informados y le dijeron que se callara, que nada iba a pasar", recuerda Fuller, y justifica de esa forma el accionar del hombre que le dio razón a su militancia. En diálogo con Tiempo Argentino, el responsable de prensa de la Red de apoyo al soldado detenido destacó la importancia del caso para la sociedad estadounidense. 
– Bradley está acusado por dar el mayor acceso a la información secreta que alguna vez tuvimos. Cientos de miles de cables del departamento de Estado y cientos de miles cables de las fuerzas de seguridad de EEUU en Irak y Afganistán que dan una imagen que nunca antes pudimos ver: miles de civiles muertos y otros tantos que no fueron contados en Afganistán, una política de ignorar la tortura en Irak y otros abusos que EEUU ha estado cubriendo hasta que Wikileaks divulgó los documentos. Pero también hay que verlo desde el lado humano de Bradley de que está enfrentando potencialmente una vida en prisión. El cargo más grande por el que lo acusan es de "ayudar al enemigo" por indirectamente facilitarle estos cables a Al Qaeda, un enemigo del gobierno, para usarlos contra EEUU. Así que su vida está en juego. Ya ha pasado dos años y medio en prisión, de los cuales la mitad de ellos estuvo en aislamiento.
 
– ¿Cuál es el nivel de encierro que tiene ahora?
– Ahora está detenido en mejores condiciones. Está en una cárcel de mediana seguridad. Ya no está aislado ni lo obligan a desnudarse por las noches como le pasó durante los primeros nueve meses de detención en que era tratado como un terrorista, o incluso peor.
– ¿Tienen acceso desde la Red para hablar con él?
– Solo su abogado pudo hablar con él. Nosotros luego hablamos con el abogado.
– ¿Y su familia?
– Su familia está muy dispersada actualmente. Su padre no lo fue a ver nunca y su madre vive en Gales. Su tía sólo fue a una audiencia. Pero nosotros tratamos de acompañarlo en las audiencias, de enviarle cartas y proveer dinero para su defensa.
– ¿Cómo es su estado mental y espíritual después del aislamiento y de tantas presiones?
– Después del trato abusivo pensamos que iba a estar muy mal, pero la verdad es que ha demostrado que está muy fuerte y confiado. Siempre que lo hemos visto en la corte, al menos, nos ha parecido que estaba con buen espíritu.
– ¿Cómo evalúan el nivel de conocimiento del caso en Estados Unidos y en el exterior del país?
– Lamentablemente la gente del exterior está más consciente del tema porque la prensa internacional ha hecho una cobertura más amplia y en profundidad y son más críticos de la forma en que EEUU está manejando este caso. 
– ¿Cómo ha sido la cobertura de los medios masivos del país?
– Los grupos de medios más grandes tienen intereses comunes con el gobierno. El New York Times por ejemplo, no mandó a nadie a cubrir el juicio en casi ocho meses. Pero espero que la prensa masiva esté más atenta al caso cuando se desarrolle el juicio marcial (ver aparte).
–¿Cómo estuvo presente el caso en la carrera presidencial que acaba de terminar?
– Hicimos protestas en 30 oficinas de campaña de Obama en todo el país mostrándoles que esto debería ser un tema para discutir, pero los principales candidatos se han rehusado a decir algo al respecto.  «
 
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Las novedades judiciales
 
La semana pasada el abogado David Coombs ofreció a la justicia militar estadounidense que su defendido, el soldado Bradley Manning, podría reconocer la filtración de los documentos secretos de la Armada pero no la "ayuda al enemigo", acusación por la cual pretenden juzgarlo a partir del próximo 2 de marzo en una corte marcial. Este ofrecimiento realizado en la etapa previa al juicio permitiría acelerar los tiempos y a la vez dejaría sentado en la causa que el objetivo de Manning al difundir los cables era exponer los crímenes cometidos por el ejército y no perjudicar a su país.
Esta propuesta se conoció antes de que la justicia se expida sobre un pedido de la defensa que pretende que se suspenda el juicio porque su extensión de casi 900 días excede el derecho al juicio rápido que forma parte de la normativa militar y que establece un plazo máximo de 120 jornadas desde la detención para la realización del juicio. La definición de la jueza Denise Lind se espera para mediados de diciembre.

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