Obama puede festejar, pero ganó con menos margen que en 2008

Por Javier Borelli / desde Nueva York
El día después de los comicios presidenciales en Estados Unidos, Barack Obama amaneció con una buena noticia: no sólo había logrado la reelección al garantizarse más de 270 integrantes en el colegio electoral, sino que además había conseguido la mayoría de los votos a nivel nacional, un dato que era incierto cuando dio su victorioso discurso la noche anterior. Casi 2 millones de votos, un poco más del 2% del padrón, fue la diferencia final entre demócratas y republicanos.
Mientras los medios estadounidenses ya comienzan a especular con los posibles cambios de Gabinete durante el próximo mandato y los primeros desafíos de la nueva gestión, los partidos evalúan su futuro tratándo de sacar conclusiones de los resultados de las urnas. ¿Cómo quedaron las distintas fuerzas políticas tras el 6 de noviembre?
Las elecciones más caras de la historia en términos de inversión publicitaria en la campaña culminaron sin demasiados cambios. Los más de 4000 millones de dólares invertidos por republicanos y demócratas no pudieron cambiar la tendencia de los últimos tiempos y ambos partidos ratificaron casi todas sus posiciones electorales. Los demócratas se quedaron con la presidencia y el control del Senado, sumando 53 de sus 100 miembros. Mientras que los republicanos mantuvieron el control de la Cámara de Representantes (el equivalente a la Cámara de Diputados en la Argentina), obteniendo al menos 234 bancas de las 435 disponibles y con 9 aún en duda por la demora en el recuento de votos. Claro que en esa aritmética electoral, quienes salieron ganando fueron los demócratas, que arriesgaban más posiciones de poder y que tenían a cuestas varios años de gestión que siempre pueden ser usados en su contra.
Los republicanos, en cambio, dejaron pasar una oportunidad que muchos veían con buenos ojos. La gran repuntada de Romney en el último mes empujada por aquel primer debate presidencial había entusiasmado a muchos conservadores, pero apenas les alcanzó para recuperar los estados de Indiana y Carolina del Norte, históricos bastiones colorados que en 2008 habían votado por Obama. Los 26 electores que le retribuyeron en el Colegio Electoral no lograron torcer la balanza.
Tampoco fue buena su elección en el Senado, donde perdieron dos asientos correspondientes a los estados de Maine y Massachusetts. En ese órgano el ala más reaccionaria y anti-abortista del partido sufrió otro duro golpe al perder los comicios el candidato de Indiana, Richard Murdock, que en la campaña había dicho que si un hijo nacía de una violación era "algo que Dios quería que ocurra"; y el de Missouri, Todd Akin, quien había hablado de "violaciones legítimas". Las urnas probablemente hayan marcado el fin de sus carreras políticas.
Claro que los demócratas también deben prestar atención a las advertencias que dejaron los comicios. Las cifras marcan que Obama ganó esta vez con un margen mucho más estrecho en el voto popular respecto de 2008. En aquella oportunidad le había sacado al republicano John Mc Cain 10 millones de votos de diferencia, el equivalente al 7,3 por ciento. Además, el Washington Post agregaba ayer que al obtener menos electores que en su anterior comicio, Obama se había transformado en el primer presidente en obtener la reelección en esas condiciones desde Franklin D. Roosevelt en 1936. Casualmente, ese mandatario había asumido por primera vez el cargo durante la última gran crisis económica con la cual Obama siempre compara el actual momento del país.

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174 referéndums
Por primera vez en la historia de los Estados Unidos un voto popular legalizó el matrimonio igualitario. Este hecho inédito, que se consiguió tras 30 consultas infructuosas, se logró en simultáneo en los estados de Maryland y Maine. Estos fueron sólo dos de los 174 referéndum que se llevaron a cabo el 6 de noviembre junto con la elección presidencial, según relevó el Instituto para la Iniciativa y el Referéndum de la Universidad de Carolina del Sur.
Otros dos estados también aprobaron la legalización de la posesión y el uso de la marihuana. En Colorado la positiva se impuso por 54% a 46%, mientras que en Washington los guarismos fueron 55% a 45%. Por un mismo margen pero en sentido contrario la propuesta fue rechazada en Oregon.
Otro hito significativo entre las decisiones estatales se dio en California, donde los ciudadanos eligieron rechazar la abolición de la pena de muerte por una diferencia de 53% a 47%. De esta forma, Estados Unidos todavía cuenta con la pena máxima en 33 de los 50 estados del país.

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