La ciudad de Nueva York se prepara para recibir al temible huracán Sandy

Por Javier Borelli / desde Nueva York
Cientos de miles de personas fueron evacuadas de sus hogares en la costa este de los Estados Unidos como medida preventiva ante la llegada del huracán Sandy, un gran ciclón tropical que ayer se encontraba en el océano Atlántico y que se prevé que hoy ingresará al continente produciendo vientos sostenidos de hasta 120 kilómetros por hora e inundaciones en las zonas costeras. El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ordenó la evacuación obligatoria de 375 mil habitantes que viven en el litoral de la ciudad.
 Las imágenes satelitales con grandes manchas blancas en las portadas de los matutinos dominicales anticipaban malas noticias para los ciudadanos de la costa este de EE UU. La presunción se confirmó para los neoyorquinos a las 11 de la mañana cuando el alcalde anunció que había firmado una orden ejecutiva para evacuar las zonas bajas de la ciudad y que el sistema de transporte público se suspendería por tiempo indefinido a partir de la tarde de ayer. Esa última medida, en especial, dio la pauta del grado de emergencia de la situación. El subte de Nueva York funciona 24 horas todos los días del año y, según reseñó el Washington Post, solo conoce una interrupción completa en su historia que fue en agosto del año pasado, cuando otro visitante inesperado alteró la rutina de la cosmopolita metrópoli: aquella vez el huracán fue bautizado como Irene.
Bloomberg pidió a los habitantes de las zonas a evacuar que se fueran de sus hogares lo más pronto posible e informó que la ciudad había habilitado 76 refugios para los que no tuvieran familiares o amigos para recibirlos.  Finalmente, antes de concluir su conferencia de prensa, recomendó a todos los ciudadanos que buscaran provisiones en caso de que las condiciones climáticas obligaran a quedarse en casa por los próximos dos días. Veinte minutos después, las colas en las cajas de los supermercados bloqueaban los pasillos formados entre las primeras góndolas. Los primeros huecos que se evidenciaron en los estantes se produjeron en el sector de los bidones de agua mineral.
Aunque el huracán no tiene previsto tocar suelo estadounidense hasta hoy por la noche, sus vientos alcanzan un radio de 280 kilómetros, por lo que las consecuencias ya comenzaban a hacerse sentir a última hora de ayer.
La ciudad que nunca duerme se verá obligada a encerrarse, al menos, por 24 horas. Las escuelas públicas suspendieron hoy las clases y los hospitales estatales cancelaron todas las operaciones que no fueran de emergencia. Naciones Unidas también informó el cierre de su oficina principal ubicada en las orillas del East River, en Manhattan, y hasta los musicales de Broadway, uno de los grandes atractivos de la ciudad, anunciaron la suspensión de todas las funciones para ayer y hoy. La bolsa de Nueva York, por su parte, emitió un comunicado en el que señaló que no habrá operaciones en el piso de Wall Street en cumplimiento de la orden gubernamental, pero aseguró que se podrán realizar transacciones por vía electrónica. «
 
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Halloween ya le puso nombre
 
Las consecuencias de los fuertes vientos no son la única preocupación de los neoyorquinos. Muchos de ellos ya sacaron a relucir su malhumor porque las condiciones meteorológicas amenazan con arruinar una de sus festividades más celebradas: Halloween, que se festeja el miércoles.
“Happy Helloween. It's the Frankestorm”, fue el juego de palabras que eligió ayer The New York Post para su portada. Desde hace días las vidrieras muestran la decoración alusiva a las historias de terror que acompañan esta celebración.
 

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