Hay sesenta millones de personas en alerta en EE UU por el huracán Sandy

Por Javier Borelli / desde Nueva York
Unas 60 millones de personas fueron puestas en alerta en el nordeste de Estados Unidos a raíz de las posibles consecuencias del huracán Sandy que ayer ingresó en el continente tras cobrar fuerza en el Océano Atlántico, provocando severas inundaciones en las zonas costeras, en especial Nueva Jersey y Atlantic City. Si bien no se esperan lluvias intensas, las crecidas del mar, que podrían alcanzar olas de tres metros y medio, y los fuertes vientos de 150 kilómetros por hora, forzaron a los gobiernos locales y al federal a elevar las medidas de emergencia ante lo que se prevé que puede ser la peor tormenta en 100 años. Más de un millón de personas ya habían sufrido cortes de luz y centenas de miles debieron ser evacuadas en la noche de ayer.
Una leve garúa rociaba las calles inusualmente desiertas del centro financiero de Nueva York en la mañana de ayer. Los móviles de las distintas emisoras televisivas, sus periodistas y un pequeño grupo de curiosos eran los únicos que todavía merodeaban el límite sureño de la isla de Manhattan con intenciones de testimoniar cómo la marea igualaba el nivel de la costa y las primeras olas mojaban sus pies. Un patrullero, a un par de metros, cortó las expectativas al anunciar por el altoparlante que debían evacuar la zona inmediatamente.
Los asteriscos de cinta adhesiva taparon parcialmente las vidrieras de la mayoría de los locales comerciales y bancos que habían cerrado sus puertas en cumplimiento con la orden emitida el domingo por el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg. La esperanza de sus dueños es que la tela abrasiva impida que un eventual golpe producido por algún objeto arrojado con la velocidad de los vientos huracanados destruya su fachada. Apenas los pequeños y medianos mercados y algunos negocios gastronómicos decidieron desafiar la amenaza meteorológica esperando recibir a la gran cantidad de personas que sólo abandonaba sus hogares para buscar provisiones y rezaba para que la electricidad no se cortara, convirtiendo este inesperado día inhábil en un angustioso encierro.
Los servicios de transporte público locales e interurbanos permanecen interrumpidos por tiempo indefinido en la costa este, así como también las dependencias educativas de todos los niveles de las zonas afectadas. La misma decisión tomó la Organización de las Naciones Unidas, que tiene su sede en la costa este de Manhattan, y la Bolsa de Comercio de Nueva York, que atraviesa el período más largo de cierre por causas meteorológicas.
La llegada de Sandy logró desplazar a un segundo plano la carrera presidencial a una semana de los comicios. Los dos principales candidatos cancelaron sus actividades de campaña durante 48 horas y el presidente que busca la reelección, Barack Obama, dio una conferencia de prensa en la que aseguró que pidió a los ciudadanos que se preparen para una tormenta fuerte y duradera que va a “afectar a millones”. Minutos después, el gobierno federal anunció que extendería el cierre de sus oficinas durante el día de hoy. Sólo deberán reportarse en sus trabajos los empleados afectados por el plan de emergencia.  «

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Furia con atlantic city
“Sandy está bastante furiosa con Atlantic City, debe haber perdido una apuesta o algo semejante”, ironizaba ayer Thomas Foley, jefe de los servicios de emergencia de la ciudad ubicada en el Estado de Nueva Jersey que ganó popularidad a raíz de sus numerosos casinos. Todos los mapas que mostraban el recorrido del huracán en los últimos días ubicaban a la ciudad como una de las primeras escalas en territorio estadounidense. Por ello, el alcalde Lorenzo Langford decidió el domingo ordenar el cierre de las salas de juego y ayer dispuso un toque de queda desde las 18.
A las 8 de ayer,  el 80% de las calles de la ciudad ya estaban anegadas por la crecida del mar, informó el corresponsal del Washington Post en la zona. Diez horas más tarde, cuando los habitantes esperaban la inminente llegada de Sandy, su mayor temor se había desplazado del agua a la electricidad. En el Estado a esa hora ya había 735 mil casas sin suministro. El gobernador, Chris Christie, destacó en una rueda de prensa que "no hay más tiempo para las evacuaciones", y Langford precisó que algunos barrios de la ciudad  se encontraban casi bajo un metro y medio de agua.

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