"Los sectores sociales en Paraguay han avanzado más que la dirigencia"

Para el integrante del Frente Guasú, el movimiento creado en torno del ex obispo de San Pedro, el resultado de los comicios no va a cambiar una ecuación que en nada beneficia a la integración regional. Aquí habla de cómo consolidar un proyecto progresista en su país.
Por Javier Borelli 
La muerte de Hugo Chávez abrió una nueva etapa para América Latina. La última semana en el subcontinente fue una prueba de los desafíos que se vienen. El llamado de la oposición venezolana a desconocer el resultado de las urnas y el posible triunfo de un candidato conservador en los comicios paraguayos dan la pauta de los diferentes tipos de reacción con los que los movimientos populares deberán lidiar. Así lo entiende Jorge Lara Castro, el último canciller del gobierno de Fernando Lugo, que dejó su cargo cuando el congreso paraguayo destituyó al presidente constitucional.
"Los golpistas dieron su golpe no sólo contra Lugo de cara a las elecciones, sino pensado contra el proyecto de integración. Porque a partir de eso no sólo podían posicionarse para recuperar el gobierno, sino desarrollar un proyecto de cuña en la región que va en contra de la integración", analiza Lara Castro en diálogo con Tiempo Argentino. "Las medidas de Federico Franco (que asumió la presidencia tras Lugo) fueron inmediatamente apoyar a la minera trasnacional de Río Tinto, que nosotros teníamos bloqueada, y a la multinacional Monsanto. Prometió además instalaciones a fuerzas militares norteamericanas en Paraguay y convirtió a la región en un gran adversario", detalla el abogado, de extensa trayectoria diplomática, que milita en el Frente Guasú, liderado por el ex obispo.
Lara Castro no ve con mucho optimismo la cita electoral que mañana definirá al nuevo presidente de su país. Por el contrario, el ex canciller considera que los comicios se transformaron en una trampa para el proceso de transformación impulsado por los sectores progresistas que estos no lograron sortear. El efecto se refleja en la fractura de la alianza de organizaciones con la cual Lugo llegó a la presidencia en 2008. Hoy, ninguno de los dos candidatos surgidos de esa división que compiten por el Poder Ejecutivo se encuentra entre los primeros lugares en los sondeos preelectorales. Para Lara Castro esto demostró que "los sectores sociales han avanzado más que su propia dirigencia política", porque mientras "el Partido Colorado cerró filas en torno a una figura, nosotros simplemente nos desorganizamos organizadamente para entrar a ese juego de competencia electoral sin capacidad de competencia".
–Las encuestas demuestran que el ganador va a salir de alguna de las fuerzas políticas que pactaron la destitución de Lugo. ¿Cómo puede incidir eso sobre la situación política paraguaya?
–El primer efecto de la concepción electoral que se manifiesta acá es que se confunde con un proceso democrático. Ese es el primer logro. El segundo es que los propios golpistas ahora aparecen uniformados de demócratas dispuestos a competir por la legitimidad de un nuevo gobierno. Lo cual por supuesto crea una cierta paradoja, porque entonces deberíamos pensar que la democracia se consolida bajo un golpe de Estado. En Paraguay o en Honduras los procesos no pueden avanzar porque la clase dominante se da cuenta de que no puede permitir ni siquiera un avance mínimo. Porque en nuestro gobierno los avances eran gradualistas, moderados. No había ningún elemento para pensar en procesos radicales más profundos como es el caso de Bolivia o Venezuela. Hasta esas medidas mínimas se volvieron intolerables.
–El principal candidato en los sondeos es Horacio Cartes. ¿Cómo avizora que un eventual gobierno del Partido Colorado influirá sobre el escenario regional?
–El sistema que plantea el Partido Colorado va a contramano de toda América Latina. Porque le va a ser muy difícil sostener un proyecto que va en contra de la Unasur y el Mercosur. Uno de los temas importantes es la recuperación de nuestros recursos estratégicos. En el caso de Paraguay es la tierra, la energía, la población joven. El modelo económico destruye naturaleza, la vida, los sojeros avanzan con todo y hacen muy difícil redefinir ese modelo hacia un criterio de mayor racionalidad.
–¿Y cómo podría describir la situación de los Derechos Humanos después de Lugo?
–Es difícil desarrollar un proyecto democrático anulando las posibilidades del desarrollo humano. En ese esquema actualmente el ejercicio se expresa de manera brutal como con Stroessner, aunque por la vía de la democracia. Pero no sólo se violan los Derechos Humanos básicos en la medida que la gente no tiene acceso a una vida digna o a un pedazo de tierra de 10 hectáreas, sino que hay un componente de una lógica política. En ese sentido, la primera injusticia es que el 3% tenga el 85% de la tierra de Paraguay. Esa es una estructura de violación sistémica. Entonces hoy en día adquiere enorme importancia pensar los cambios de manera horizontal. El próximo gobierno va a intentar mantener a la población aislada, fragmentada, desorganizada. Porque su función es desorganizar a las bases a través de la represión, desinformación, miedo.
–¿Por qué Lugo no pudo revertir esa situación en sus años de presidente?
–Porque llegó con una alianza electoral muy heterogénea. Y la necesidad de organizar a las bases para que den soporte al proceso de transición fue dificultando políticas y prioridades. Al mismo tiempo se vio cómo desde el inicio había señales de que querían destituirlo. Además, la misma experiencia de Lugo hizo que le costara mucho liderar el proceso. Porque su práctica era de otro tipo de liderazgo. No como Evo o Chávez.
–¿Cuál es la estrategia del Frente Guasú para volver a los espacios de poder?
–En primer lugar, el Frente es una alianza que debe ser consolidada. No solo vía dirigentes, sino en términos de un proyecto. Con objetivos muy concretos. Es impensable ir más allá si no se define esa prioridad. Hoy estamos viendo que no se pudo concretar la unidad para los comicios porque es tan fuerte la ideología electoral que muchas veces impide esto. Los planteos a largo plazo deben vincularse con los objetivos a corto plazo y no siempre eso está unido. Se actúa en el corto plazo y se discursea en el largo. Esas son cuestiones que hay que ir debatiendo y, para eso, escuchar más a la gente. Hay que unir al país además de las uniones regionales. Porque si no parece que nos olvidamos de que en nuestro país hay grandes desniveles territoriales, culturales y entonces hay una serie de tareas de fondo, de base, que deberíamos atender antes. Creo que hay elementos potenciales suficientes para redefinir el rumbo y pensar en proyectos más que en candidatos. «

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La sombra del chavismo

"Desde el primer momento que Chávez fue a Paraguay se hicieron acuerdos que nunca se terminaron de firmar, porque la clase dominante nunca se enteró de que se acabó la Guerra Fría o se disolvió la URSS. Simplemente se sustituyó el fantasma del comunismo por el fantasma del chavismo. Y cualquier movimiento era interpretado como chavista. En esa circunstancia era muy difícil avanzar", explica Jorge Lara Castro en referencia a la posición paraguaya en el contexto de unidad regional. Al ex canciller de Fernando Lugo, la noticia de la muerte del líder bolivariano le resultó muy dolorosa. "Chávez ha sido un hombre muy comprometido con el proyecto de la integración de los pueblos. Ha tenido una gran sensibilidad y una generosidad prácticamente sin límites para ser uno de los protagonistas e impulsores de este proyecto. Chávez era uno de los hombres que se preocupaba por que clarifiquemos ideas y urgido por avanzar en tiempos políticos", se explaya quien ve en Nicolás Maduro a un gran seguidor de la política chavista. "En ellos se puede ver ese entendimiento de la política como un acto de compromiso, de entusiasmo, de sensibilidad. La posibilidad de no perder el sentido de lo humano. Confío mucho en la gente y en la posibilidad de construcción de poder. Al menos la posibilidad de unidad en torno a la humanidad", concluye.

 Publicado en la edición impresa de Tiempo Argentino el 19/04/2013

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