"Cristina no hubiera permitido que Texaco destruyera la selva"

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, visitó la argentina por un congreso de scouts
Por Javier Borelli
"Confiamos totalmente en Cristina Kirchner. Si ella hubiera sido presidente de Ecuador cuando Texaco destruyó la selva ecuatoriana, jamás lo hubiera permitido”, aseguro el presidente de Ecuador, Rafael Correa, apenas pisó suelo argentino. Con ese mentado gesto, destruyó cualquier especulación acerca de un posible chispazo en la relación con la mandataria local a raíz del reciente acuerdo de YPF con Chevron, la empresa que en 2001 adquirió a Texaco y contra la que el gobierno ecuatoriano inició el martes una campaña de denuncia internacional por su intento de eludir el pago de un resarcimiento económico por los daños causados hasta 1986.

La frase de Correa, una de las pocas dedicadas exclusivamente para la prensa en su rápida visita al país, incluía un guiño más para la presidenta argentina. Aquí, el mandatario se cuidó de eludir la referencia a la actual dueña de Texaco, que en su país quedó escrachada en el nombre de la campaña "la mano negra de Chevron". Como si hicieran falta más pruebas de que el vínculo entre los jefes de Estado no se resintió, el tres veces electo presidente ecuatoriano visito a su par nacional en la quinta de Olivos apenas ella arribó de Córdoba.
En el encuentro informal, que duró apenas media hora, Cristina Fernández y Correa ratificaron la alianza estratégica que une a ambas naciones en el marco de la Unasur. No hubo tiempo para mucho más, ya que al presidente ecuatoriano lo esperaban en La Usina del Arte de La Boca, donde era el invitado de honor en la XXV Conferencia Scout Interamericana, motivo formal de su visita a la Argentina.
Correa llegó al remozado centro cultural de la Ciudad de Buenos Aires sin su clásica camisa multicolor, que en esta ocasión fue remplazada por un traje, según explicó, sólo para poder usar su corbata scout. Es que el mandatario sudamericano, durante toda su infancia, perteneció a esa comunidad de la que todavía, remarcó, se siente parte.
La ovación siguió a su entrada al auditorio. "Viva la patria grande", gritaron desde la segunda bandeja, plagada de jóvenes con pañuelos anudados al cuello. "Viva", respondió al unísono el resto de los presentes. En los balcones del segundo piso, dos banderas ecuatorianas habían sido colgadas por inmigrantes de ese país que se mostraron vivaces en sus saludos al presidente.
Otros compatriotas lo habían recibido en la puerta del predio con pancartas en reclamo por la autorización que su gobierno dio recientemente a explotar un porcentaje reducido (el uno por mil) de una reserva natural donde existen reservas petroleras. El motivo de tal medida, explicó Correa durante su exposición, fue que fracasó la innovadora iniciativa Yasuní ITT, por la que durante seis años apelaron al apoyo económico de la comunidad internacional. En ese lapso, el gobierno ecuatoriano apenas alcanzó a juntar el 0,37% de lo esperado en un fideicomiso creado con apoyo de las Naciones Unidas.
Antes de concluir, el mandatario rememoró su pasado scout e instó a los presentes a sostener los valores inculcados por esa organización. "La política sería distinta con muchos más scouts involucrados", finalizó Correa. 

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