Francia mira a la Argentina

Por Javier Borelli






Es chilena exiliada y candidata a diputada en las próximas legislativas francesas por el Frente de Izquierda, que llevó a las presidenciales a Jean-Luc Mélenchon. De paso por Buenos Aires para juntar los votos de los residentes en la región, la mujer contó de qué modo influyó en los socialistas radicalizados lo que ocurre en América Latina en la última década.

La situación política de Francia es la del enfrentamiento con los mercados financieros. Ahí uno puede ubicarse en la política del ajuste o combatirla. (El presidente François) Hollande trata de hacer una síntesis entre las dos cosas, lo que para mí es imposible. Porque la historia de la Argentina lo demuestra: o vas a la pelea o te mueres”, explica Raquel Garrido, candidata a diputada del Frente de Izquierda por la segunda circunscripción de los franceses en el extranjero, una región que engloba 33 países latinoamericanos. Su conocimiento de la región excede la mera estrategia política. Garrido nació en Chile en el seno de una familia militante del MIR y llegó a Francia a los 14 años luego de un exilio forzado en Canadá durante la dictadura de Augusto Pinochet. Ex integrante del Partido Socialista (PS), en 2008 rompió con la facción ahora gobernante, bajo el influjo de la corriente de gobiernos populares latinoamericanos. “Si en América Latina no hubiera habido esa ola, nosotros todavía estaríamos discutiendo en el socialismo”, asegura. Pero enfrentamientos como los que hubo en Argentina por la 125 les ayudaron a ver que “cuando surge una opción política nueva enfrentada al FMI o a la oligarquía local, la socialdemocracia se va para la oposición”, y ese no era su lugar.


–¿Cómo influyó América Latina en la conformación del Frente de Izquierda?
–Antes de romper con el PS habíamos sido testigos de los procesos latinoamericanos donde justamente llegaba al poder una opción política que no venía de los partidos tradicionales de la izquierda, sino de organizaciones políticas nuevas más vinculadas a los movimientos sociales, y en cada caso enfrentando a los partidos de la socialdemocracia. Ahí nosotros vemos un efecto dominó desde que Lula eligió armar el PT, aunque nuestra referencia más importante es el Frente Amplio de Uruguay.
–¿Cómo conjugan esa búsqueda por fuera del PS francés con el apoyo que le brindaron para la segunda vuelta presidencial? –Votamos a Hollande sin negociación porque era imprescindible derrotar a (Nicolas) Sarkozy. No había dudas de eso ni había que entrar en un juego de negociación porque no queríamos corromper nuestro programa político. De hecho está publicado y abierto. Hollande puede tomar lo que quiera para usarlo porque es útil para Francia. Sin embargo, nuestra postura es: autonomía y ambición. Hollande quiere renegociar el tratado de austeridad con la UE y al mismo tiempo mantener una disciplina presupuestaria que limite las inversiones públicas. Ojalá le resulte, pero nosotros pensamos que va a fracasar como sucedió en cada país de la UE hasta ahora. Entonces vamos a tener que formar el gobierno nosotros dentro de poco. En un marco de desconfianza hacia los políticos no podemos decir un día sí y el otro no. Es importante mantener la coherencia para acercar más gente a la política.
–¿Ese panorama puede explicar la situación griega, donde Syriza, una coalición de partidos de izquierda, aparece primero en los sondeos presidenciales para la próxima elección?–Entre todos los partidos políticos de izquierda en Grecia sacaron 30% de los votos en la primera elección pero no lograron conformar un gobierno. Sin embargo va a haber nuevas elecciones y seguro va a sacar más votos y estoy segura de que va a formar un gobierno de izquierda. Mírenlo a Alexis Tsipras (líder de Syriza) porque es el joven Kirchner de 2003.
–¿Cómo definiría la relación de Syriza con el Frente de Izquierda?
–Somos partidos hermanos. De hecho uno de los elementos que les dio aliento a ellos fue nuestra campaña en Francia. Porque dio visibilidad a una izquierda gubernamental pero a la vez radical en términos de capacidad de oponerse a los mercados financieros. El lunes de hecho hay un acto en Francia delante de la Asamblea Nacional con Tsipras y Jean-Luc Mélenchon (líder del Frente de Izquierda y candidato presidencial en los últimos comicios). Nos apoyamos mutuamente.
–¿Qué se puede esperar del nuevo gobierno francés?–Hollande, Moscovici (ministro de Economía) y Manuel Valls (ministro del Interior) son del ala más de derecha del PS y lograron ganar porque fueron a primarias abiertas por primera vez en la historia del partido. Fueron determinantes en eso los sondeos porque lo ponían a Hollande primero después de haber puesto a Dominique Strauss-Kahn en el mismo lugar durante todos los meses anteriores. La realidad es que ese grupo dentro de la izquierda francesa es ultraminoritario y no tiene ningún apoyo en el sindicalismo y en el movimiento social. Lograron ganar asustando a la gente con la posibilidad de que el Frente Nacional pase a la segunda vuelta como en 2002. Pero ningún escenario daba eso. Fue una fantasía mantenida artificialmente por el PS en base a mentiras.

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